miércoles, 2 de septiembre de 2015

Las consecuencias de ignorar la realidad

"Puedes ignorar la realidad pero no puedes ignorar las consecuencias de ignorar la realidad". Eso lo leí hoy, en una de las tantas imágenes de Facebook que son atribuidas a cualquier cantante o escritor random sin saber a ciencia cierta si pertenece a ellos o no. Pero, en este caso, me pareció que tenía un poder increíble. Quizás porque la realidad que me rodea es más dura de lo que jamás podría haber imaginado y, aun así, veo gente que la ignora de una forma tan fácil que a veces me resulta hasta indignante.
Ayn Rand es la autora de dicha frase. Una rusa que sabía que el lugar donde nació era meramente un detalle geográfico que no tenía que signar su futuro y que visualizó irse al sitio que, para ella, era su verdadero hogar porque representaba lo que quería para sí misma. Una mujer con la que sólo me identifico en esta parte porque era bastante egoísta y poco preocupada por los demás y eso no me gusta.
Ignorar la realidad se ha vuelto parte de la vida cotidiana del venezolano. Cuando vamos al mercado y compramos el kilo de mozzarella (de la marca que había) 200 bs más caro que hace una semana y levantamos los hombros mientras lanzamos la bandeja en carrito, ignoramos las realidad. Cuando te compras un Iphone 6 y vives en Caracas (la 2da ciudad más violenta del mundo). Si tu prioridad en la vida es tener "cachifa" y poder ir a la peluquería a secarte el cabello y hacerte las manos semanalmente. Si decides que es un buen momento para salir embarazada (para estar 1 año después pidiendo leche y pañales por cuanto grupo de Whatsapp hay). Si resulta que ganas 50 mil Bs mensuales pero te compras una camioneta con un valor de 10 mil $ y la vas a tener sin seguro "porque las aseguradoras se volvieron locas con los precios". ¿Al salir a rumbear hasta las 4 am, te pones a hablar pendejadas con tus amigos en plena calle, con los tragos en la mano en vez de montarte rápido en el carro e irte? Sí, estás ignorando la realidad.
Porque cualquiera con pleno raciocinio sabe que no es normal que sólo haya una marca de queso y que el precio varíe de esa forma en un país petrolero, que si la mayoría de los robos en Venezuela terminan con un asesinato o intento de y no tienes guardaespaldas es un absurdo comprarse un teléfono que cuesta un sueldo mínimo multiplicado por 1000. Que tener señora de servicio es una maravilla e ir a la peluquería todas las semanas es aun mejor, pero que eso no es la prioridad en la vida, ni siquiera, de las hijas de Obama. Si decides embarazarte en este país, donde no hay pañales, leche para bebés, ni medicinas ignoras la realidad de que eres una irresponsable que sólo piensa en ti y que no merece ser madre, porque tendrás a toda tu familia y amigos haciendo cola por ti, ya que tú estás cuidando al niño y no puedes perder el tiempo en eso. Y ni hablar de no tener seguro en un sitio donde los robos y el tráfico hacen que las probabilidades de que te quedes sin carro son altísimas.
Podemos ignorar la realidad, pero no las consecuencias de hacerlo. Cuando asesinen a nuestro hijo para robarle el fulano teléfono caro que tanto nos pidió, cuando llevemos más de 2 meses trayendo fórmulas pagadas en dólares por Amazon, cuando nuestro esposo llegue golpeado de una cola en la que tuvo que darse piñas con un poco de gente porque llegaron los pañales que al final no te sirven porque los Pampers le dan alergia a la niña, veremos las consecuencias de la realidad que nos rodea.
Es igual con los que se niegan a irse del país. Yo comprendo perfectamente a aquellos que tienen padres muy mayores, enfermos, y que nos digan que es imposible para ellos irse. "No los puedo dejar solos", me dicen. Y sí, lo comprendo. Pero si decides no irte del país, porque en el otro (sea cual sea) no vas a tener cachifa, no serás el abogado reconocido que eres acá, no vas a redondearte vendiendo lacitos que haces en tu casa mientras ves la novela, no vas a poder ir a la Hermandad Gallega (Centro Italo, Hogar Canario o Centro Portugués), no puedes echarte palos en una fiesta y luego devolverte manejando y la gente es fría en Navidad y no baila gaitas, sólo espero que las consecuencias de la realidad no te alcancen. Que no se te haga tarde y tengas que hacer tus maletas mientras lloras la muerte de tu padre o hijo a manos del hampa. Que no hagas la cola en el consulado mientras le cuentas al que tienes al lado cómo perdiste tu compañía porque la expropió el gobierno. Que no te despidas fugazmente en Maiquetía porque tuviste una discusión con un chavista en una discoteca y ahora te quieren meter preso porque tiene un tío fiscal.
Aquí no sea habla "paja" de Venezuela. Aquí se habla mal. Y se habla mal porque, por ahora, no tengo nada bueno que decir de ella. Aunque podemos seguirnos engañando con los atardeceres de El Ávila y yendo a la playa en cualquier época del año mientras esperamos las consecuencias de ignorar la realidad.  
    











2 comentarios:

  1. saludos de argentina! aca nos esta alcanzando la realidad que tanto ignoramos

    ResponderEliminar
  2. Me encantó leer este contenido, la realidad en Honduras es terrible y Nadie hace nada para cambiarla. El pueblo no es escuchado.

    ResponderEliminar