miércoles, 13 de junio de 2012

¡Yo sí soy pastelera!

Venezuela es un país intolerante. Atrás quedaron los años en que se recibía con los brazos abiertos a emigrantes de todas partes del mundo, esos tiempos en que nos sentábamos en la misma mesa adecos y copeyanos, unos de izquierdas y otros de derechas. El momento más tenso provenía de las finales del beisbol y sólo si se jugaba entre caraquistas y magallaneros. Eso sí, siempre se resolvía brindando la ronda de cervezas. Ahora, el gobierno chavista se ha encargado de despertar un odio que quizás ya nos teníamos, pero que cortésmente nos obligábamos a esconder. Todos los días escuchamos de un bando y del otro razones para aborrecernos. Comenzamos a juntarnos con "los nuestros" porque a los otros no los toleramos.

A la animadversión por tendencias políticas, el estatus socioeconómico y los gustos musicales se suma ahora el fútbol. Digo ahora, porque la culpa es completamente de la Vinotinto. Cuando éramos malísimos y no le ganábamos a nadie, los hijos de españoles y portugueses, sólo sentíamos desprecio por los italianos (y ellos por nosotros) o por los madridistas (y ellos a los culés)

La felicidad que debería embargarnos por tener un equipo medianamente competitivo que represente a nuestro país creó al "Ejército Anti Pasteleros" (E.A.P) ¿Qué es un pastelero? Según lo que me habían enseñado toda la vida, eran personas que hacían pasteles. Pero ahora, en Venezuela, ser pastelero es malo. A algún desadaptado del Caracas F.C se le ocurrió el término y estoy completamente segura que tendría algo que ver con las panaderías que son atendidas por portugueses, gallegos o italianos en su mayoría. La verdad es que nadie, ni siquiera aquellos que repiten el insulto una y otra vez, saben por qué "pastelero" y no "zapatero" o "carnicero". Ellos se dedican a repetir como loritos, porque ser del E.A.P es muy cool.

Yo, que he visto fútbol durante mis 30 años de vida, puedo decir sin que me de pena, que no me gusta el fútbol venezolano. Creo que es una de las peores ligas del mundo. Hay problemas terribles de corrupción en la FVF, el arbitraje es como para salir corriendo (no en balde no se ven árbitros venezolanos por ningún sitio), los estadios... los estadios es lo que más tristeza me da. En unas canchas como las que hay en Venezuela, ni el mejor equipo del mundo puede jugar bien. Grama altísima, pedazos llenos de tierra y suelo irregular son algunos de sus problemas, sin contar el horrible estado en el que se encuentran baños, gradas, estacionamientos, etc. Gracias a Dios que por la Copa América, se hicieron arreglos y se construyeron algunos buenos en el interior del país. Además, el 90% de los equipos está endeudado con su plantilla, muchas veces hasta 1 año llegan a deberles de salario. Salvo el caso del Caracas FC, cuyos propietarios son los mismos de Laboratorios Vargas y que siempre han mantenido las cuentas claras.

En estos momentos estamos viviendo la EuroCopa y no hay nada que odien más los del E.A.P que este torneo. Es como el Mundial del pastelerismo. Todos los hijos de portugueses, gallegos e italianos estamos pendientes de nuestros equipos, vemos los partidos con nuestros padres y ligamos las quinielas que hicimos unas semanas antes. Y somos sometidos, también, al escarnio público si osamos ponernos la camiseta de Iniesta, Pirlo o Cristiano. El Ejército Anti Pastelero se encarga de destilar su odio por Twitter hacia esos equipos haciendo HT tipo #LeVoyATodosLosQueJueguenContraEspaña o #PasteleroDeLosDebiles. Tanto es el chalequeo, que hay gente que se que le va a esos países, (que siempre se puso la camiseta de la Roja, por ejemplo) y que ahora se medio une al odio contra sus amigos que pasan de burlas y amenazas con ser sacados del grupo. Eso sí, no es de "pasteleros" copiarse todos los cánticos del fútbol argentino para aupar a su equipo. Doble moral.

Mis padres son europeos. Me crié como una española más, solo que en El Caribe. Voy a la Hermandad Gallega desde que nací. Mis amigos bailan gallego, no joropo. Siempre llevé la empanada gallega y las tortillas que hacía mi abuela a las reuniones con mis amigos, nunca un dulce de lechoza o un majarete. El equipo que siempre fui a ver era el Galicia. Celebro 2 veces el Año Nuevo, cuando a las 6.30 pm suenan las campanadas en La Puerta del Sol por TVE y a las 12 am cuando las veo en Globovisión. El Día de Reyes era un día especial, no sólo por ser mi cumple, sino porque nuestros zapatos se llenaban de chucherías y regalitos. Mi papá y mis abuelos me dicen "bueno carallo bueno" y marcan las Z. La primera camisa de fútbol que tuve era del Depor, no de una inexistente Vinotinto que apareció hace 6 años.

¡Yo sí soy pastelera! Prefiero mil veces quedarme en casa viendo un Barcelona vs Madrid que ir al Olímpico a ver un Caracas vs Táchira. Al menos en mi casa sólo discuto con mi papá por culpa de Mourinho y no me expongo a que me linchen los de una barra que se creen dueños del fútbol nacional. Tengo 4 camisetas de la Selección Española y apenas ahora me compré la de la Vinotinto. Puedo nombrar 60 jugadores españoles de hace 20 años para acá pero no me se los nombres de todos los que juegan ahora para Venezuela, porque se me parecen demasiado. Y sí, mientras exista el Ejército Anti Pastelero y mientras más me lo digan, menos apoyo les voy a dar. En momentos como el que vive la Vinotinto, hay que sumar... no restar...