miércoles, 11 de abril de 2012

Las bodas... Esas bodas...

A partir de los 25 años se viene la "temporada de bodas". Una invitación tras otra van siendo entregadas en nuestras manos temblorosas que manifiestan la preocupación que nos embarga minutos después de dicha entrega. Pensamos en el vestido, porque si a esta boda van los mismos invitados que a la pasada, no podemos usar el mismo trapo. El lugar de la recepción es importante, si es al aire libre, en un salón pequeño, en un gran lugar... todos esos factores influyen en la escogencia del outfit. Sin hablar del -"Estoy gorda, debería ir de negro"; o -"Es justo después de Semana Santa, así que como estaré bronceada, me pongo el amarillo que siempre quise" Luego la preocupación sobre el regalo. En Venezuela ya no existen las "Listas de Boda" así que lo lógico es dar dinero y en algunos casos hasta nos lo recuerdan con la, y me disculpan, horrible tarjetica de "lo más importante es su presencia, pero si nos regalan algo que sea en efectivo" o la renovada con símbolos de Dólar, Bolívares, Yenes y Euros... como si alguien en este país llegara a una rumba en tacones y una mesa de planchar bajo el brazo. Sin contar que nunca sabemos cuál es el monto ideal, y hacemos una encuesta secreta entre los invitados más panas para saber cuánto les van a regalar... hay los típicos -"Chama, ¿tanto?" o -"Loca, Mengano es tacañísimo y le va a dar muy poquito"

Como acabo de estar en la boda de unos amigos, se me ocurrió escribir sobre el tema. Primero porque ya estoy en la fulana edad en la que hay que casarse y después porque es un tópico súper recurrente entre mis amigos ya que, normalmente, vamos a unos 3 o 4 matrimonios al año. Hay tantos tipos de celebración como de novios. Grandes, pequeñas, temáticas, privadas, etc... pero todas tienen su encanto y a todas las van a criticar... hagan lo que hagan los novios, siempre habrá alguien descontento con la comida, la música, la decoración, la hora, la bebida y un sin fin de aspectos. Y en esa tónica, quise describir los 5 tipos de bodas que más me llaman la atención. Todos, creo, hemos estado en al menos una así...

1.- La Boda de los Padres. Todos nuestros progenitores quieren ayudar con la organización del bodorrio. Normalmente la madre de la novia es la que más atención pone. Pero, si ellos están pagando, la cosa se pone intensa. Comienzan a incluir gente en la lista de invitados a la que sólo hemos visto 2 veces y si nos quejamos viene la cara de desaprobación de la suegra y las excusas del suegro que dice -"Recuerda que tenemos muchos compromisos". Se pegan a todas las reuniones con la wedding planner para opinar sobre menú, piden demos de las orquestas aunque uno ya supiera cuál quería y decide qué tan pronunciado será el escote del vestido de novia en la prueba con el diseñador. Al final, la fiesta parece recién salida de la máquina del tiempo en 1985 y hay que abrir la rumba bailando un paso doble.

2.- La Boda Apurada. No me digan que nunca fueron a una de estas. La primera, a la que vamos cuando tenemos 22 años. Son rápidas y mal organizadas porque a la novia suele urgirle el asunto. No hay tiempo para ir a Miami a comprar vestido y cotillón y menos para que Gustavo Monagas se encargue de diseñar nada. Una tienda de alquiler de trajes finiquita todo: vestido de novia, de mamá, los frac de novio, padres, hermanos, padrino, niños del cortejo, etc. La despedida de soltera fue aburridísima porque ella no puede beber y la de él es lo más misterioso del mundo porque de seguro todos se portaron malísimo ya que suelen ser muy jóvenes. La suegra de la chica tiene mala cara y llora cuando entrega a su bebé a esa desgraciada que -"le montó una barriga para robárselo de su lado y destruir el prominente futuro que ella le tenía planeado" El cura da un sermón basado en la virtud mientras todos están incómodos y la dama de honor se emborracha y se tira al padrino en el baño.  

3.- La Boda Farandulera. Todos los que conoces están invitados a esta fiesta. Llegas al salón más grande de Caracas y resulta que tienen más gente que Casillas y Sara Carbonero. No entiendes si vas a un matrimonio o a un rave porque en la puerta te reciben 2 tipas volando en unas telas blancas y dentro, los mesoneros son zanqueros envueltos en luces de neón. La miniteca más in acompañada de la orquesta más cara de la ciudad (que no necesariamente la mejor). Hay estaciones de comida chiquita, gourmet y que no sabes qué es, el whisky de cada mesa es una botella de Swing y en la barra de bebidas hay de todo lo que se puede tomar. A las 2 am se presenta la sorpresa de la noche que es Juan Luis Guerra con Wisin y Yandel y las arepas de las 5 am te las comes al ritmo de David Guetta que vino sólo para mezclarles a los novios. Al final te vas sin darle el regalo porque no te acordabas con tanta emoción... y los novios... ni tan panas tuyos son.

4.- La Boda Temática. Mis amigos y yo hemos ido prácticamente a puras bodas así. La comunidad italiana, española y portuguesa que emigró a este país y se reprodujo en él tienden a ser los culpables del tema de estas fiestas. ¡Matrimonio latino/europeo que se respeta tiene una mesa de quesos! Y la chica que organiza dice con el mayor tacto posible -"Bueno, eso ya no se usa mucho" y todos se ven incrédulos y responden -"Deja la joda y pon la mesa de quesos" El buffet tiene paella, risotto, bacalao o cualquier otro plato típico y la torta es inmaculadamente blanca con unos muñequitos graciosos y tiernos encima, casi siempre con relleno Charlotte. La hora loca comenzará con una muñeira, un bailinho o una tarantela (dependiendo del origen de los novios) Irá un grupo folclórico que toca y baila alguno de los géneros anteriores, el cotillón estará repleto de alusiones a equipos de fútbol como el Barcelona y Real Madrid, Milan y Juventus o Benfica y Porto y terminará con los invitados borrachos cantando el Himno de Galicia.  

5.- La Boda Todo Sale Mal. Y sí, que hay mamás que se visten de blanco el día del matrimonio de la hija. Y suegras que tratan mal a la muchacha delante de todo el mundo. Y suegros que se echan dos tragos y se quieren levantar a cuanta carajita de 18 años hay bailando reggaetón. Y papás que, con los mismos dos tragos, quieren pegarle al hermano del novio que es del Barcelona. Hay bodas en las que la comida es el objeto más misterioso porque aparece poco y mal y en las que la música pareciera salida de la peor estación de radio de la historia. La niña que llevaba las arras las lanzó por el pasillo de la iglesia en un ataque de ira y los 300 invitados no dejan de hacer cola para tomarse fotos con los pobres novios que mueren de sed y hambre. Sales con la sensación de que todo fue una broma y próximamente te lo explicarán.

En fin, que una boda siempre es motivo de alegría, sea cual sea. Y como escribí antes, puede ser la mejor del mundo que siempre alguien la criticará. Lo importante es que las 2 personas que deciden unirse y celebrar con su gente más querida la pasen genial y que la vida los llene de felicidad.